El arquitecto David Romero nos presenta una impresionante muestra de como lucirían las pirámides de Teotihuacán cuando solían ser color esmeralda.
Hace 150 años la antigua ciudad mesoamericana de Teotihuacán lucía muy diferente a como la conocemos actualmente. Ubicada a unos 40 km de la Ciudad de México, solía ocupar diez hectáreas con tres construcciones principales que a la fecha continúan generando fascinación a los turistas de todo el mundo que las visitan: la Pirámide del Sol, la Pirámide de la Luna y la Ciudadela, sus estructuras más emblemáticas.
Teotihuacán, que en su momento fue el centro de económico, político y cultural de Mesoamérica, se ha investigado desde hace ya varios años basándose únicamente en interpretaciones de los mexicas que quedaron plasmadas en vestigios y pinturas que dejaron las 150 mil personas que habitaron la metrópolis. Es por eso que cualquier descubrimiento nuevo acerca de este mítico lugar resulta ser sorprendente, a pesar de que seguramente muchos de nosotros lo hemos visitado al menos una vez en nuestras vidas.
Con el propósito de hacer uso de la tecnología actual para darle una idea más clara a la gente de cómo se veían las pirámides, el arquitecto David Romero contó con el apoyo de especialistas de la ENAH y el INAH para respetar las formas y elementos que formaron parte de la estética de la ciudad, aunque también especuló con aspectos que no están del todo claros al día de hoy, por ejemplo, se sabe que las pirámides eran coronadas por templos aunque no sabemos como lucían, además de darse la libertad de representar las paredes ornamentadas.
También uso como inspiración a los jaguares, animales que rondaban en el territorio por aquellas épocas y aunque algunas de las pinturas están dañadas por la erosión del paso del tiempo, otras han sido restauradas por especialistas que sostienen el uso de colores como azul, negro, rojo y blanco. ¿Qué tal? siempre es interesante ver como lucían esos lugares turísticos cuando estaban en pleno esplendor y que hoy lucen tan diferentes.
