Madre e hijo viajan por América Latina y tatúan mujeres que tuvieron cáncer de mama

“La cicatriz es una cosa que te hace recordar siempre, no la cirugía en sí o la pérdida de una mama, sino lo que viene con ella. Tantas tristezas que vinieron”. Lo cuenta en un video entre lágrimas Vera Roma, una brasileña de 75 años, que tras ser diagnosticada hace 18 años con cáncer de mama se sometió a una mastectomia en uno de sus senos.

Vera optó en aquel entonces por no realizarse una reconstrucción mamaria, pero todo cambió cuando conoció a Stella Nanni, de 48 años, y a su hijo Gabriel, de 23 años,  decidió cubrirse la cicatriz con un tatuaje, un dibujo de un paisaje con caballos.

Esta pareja de tatuadores brasileños son los impulsores del proyecto “Tattoo Truck Tour”. Madre e hijo viajan por diferentes partes del mundo con un remolque, en cuyo interior han integrado su estudio. Su objetivo es hacer que las cicatrices se conviertan en obras de arte, y que desaparezcan la vergüenza o el trauma que estas marcas suelen provocar.

Elisabete, otra mujer que eligió tatuarse, le diagnosticaron un cáncer de mama y pese a sentirse afortunada por superar la enfermedad, le avergonzaban las cicatrices que le dejó la reconstrucción mamaria.

“Sé que mis marcas, cicatrices, cuentan mi historia, y muestran lo fuerte y bendecida que he sido por dios. Sin embargo, es magnífico mirar los tatuajes que ahora cubren estas marcas y que alguna vez fueron motivo de vergüenza. No puedo describir lo feliz que soy”, relata esta mujer de 35 años y madre de una niña de 11.

TATUAR POR EL MUNDO

Su proyecto, completamente benéfico, no está financiado. Así que, normalmente, cuando llegan a una ciudad, trabajan durante varios días tatuando para poder sustentarse y dedicarse después a dibujar de forma gratuita a las mujeres que han sido víctimas de esta enfermedad.

Las contactan a través de asociaciones que trabajan sobre este asunto. Hablan con ellas y juntos deciden qué tipo de dibujo se hará. Y aunque las opciones son diversas, un porcentaje alto opta por las flores.

“Yo quería reconstruir mi seno, pero me insistieron y me insistieron y, la verdad, es que quedó peor de lo que estaba (…) Ha sido un placer el haber venido y poder volver a sentirme mujer otra vez”, comenta Rosario, una uruguaya que decidió participar en el proyecto durante el tour que realizaron.

Información: Sin Embargo

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