•Desde que fundó Martza no ha dejado de patear el balón
•Terco o persistente, pero no declina
Ángel Gabriel Fernández
I
Es polémico y multifacético. Igual ha sido mecánico “clochero”, promotor deportivo, presidente municipal, buscándole por diferentes partidos y ahora haciendo labor social.
Es polémico porque se mete en actividades que parecieran imposibles, como el de crear canchas deportivas, representar a un partido político nuevo y seguir en la lucha social luego de la pérdida de su brazo derecho en su vida y en los negocios: la muerte de su esposa doña Esperanza Delgado, sin contar que antes tuvo que superar una delicada intervención quirúrgica en la cabeza. Se acomoda a todo: a usar gorra o sombrero. Igual ofrece una novillona para el Día del Padre o unos gordos patos para el mole.
II
Marco Martínez Amador ha sido simplemente diferente; por ejemplo sus estudios de secundaria los hizo en un pequeño plantel de Oluta. Es hábil, porque en su negocio de construcción igual agarró importantes obras, pero cuando le quedaron mal como convocó a rueda de prensa y exhibió a la dependencia que no le cumplió. Pero los fines de semana se dedicaba a la promoción del deporte: ha logrado traer a esta ciudad a futbolistas famosos como Manuel Negrete y trajo una franquicia del Atlante. Como presidente municipal, logró traer una franquicia de la Tercera División Profesional. Lo suyo es la acción.
En noviembre próximo cumplirá 27 años con la promotora deportiva MARTZA; consecutivamente, año tras año impulsando la actividad física y aunque ha traído personajes famosos, Marco Martínez se centra principalmente en los jóvenes de barrios, colonias y comunidades. Quizá no ha logrado construir un estadio, pero sí fundó la cancha Tamarindo que es llamada la catedral del futbol. El deporte lo obsesiona, porque allá por los inicios del trienio 2001-2004, como director de obras públicas construyó canchas de volibol en el barrio Nuevo.
Marcos Martínez no se mide cuando se trata de impulsar al deporte. Ante la falta de unidades suficientes en el ayuntamiento que presidió, utilizaba una vieja camioneta de la promotora para sumarse al servicio social.
III
Lo de polifacético, es notable: cada año también, festeja a los agentes de Tránsito; cada año participa en cabalgatas y ahora participa en las festividades de la colonia istmeña. Es bullanguero y popular, porque un día de su cumpleaños festejó con la Sonora Dinamita y compartiendo muchas ollas de mole; tampoco es raro que pase a saludar a los betuneros y se quede con ellos a compartir un humilde desayuno. Ya sin ser alcalde, en un tiempo de emergencia sanitaria por dengue, Marco Martínez se trepaba a una moto y bocina en mano coordinaba a los ciudadanos a retirar las chatarras.
Ahora, se le ve repartiendo agua en las colonias, Marco Martínez no se cansa.
IV
Hay una labor social realizada por este personaje que no se nota pero es de vital importancia: ha comunicado a los acayuqueños que en las oficinas de su promotora deportiva se reparten a quienes lo necesiten bolsas médicas de diálisis. Las bolsas médicas de diálisis significan simplemente la vida para quienes están sometidos a este tipo de tratamientos. Son bolsas con líquidos especiales que deben ser utilizados diariamente por un paciente, de no hacerlo se incrementa la urea, el paciente se hincha y los líquidos del cuerpo pueden irse a los pulmones. Son tratamientos muy caros que sólo puede solventar un paciente afiliado al Seguro Social.
En MARTZA siempre hay medicamentos disponibles. Se ha conjugado el impulso al deporte con la prevención en salud.
V
Hay dos tipos de personas impredecibles; están los impredecibles que se echan a la hamaca y permanecen inactivos, pero Marco Martínez es impredecible en la parte contraria, porque nunca se sabe que es lo que hará. Por ejemplo, para el próximo Día del Padre rifará una novillona, un borrego, un guajolote y hasta dos patos. Es de los impredecibles buenos que un día se monta en una pipa y reparte agua. Es impredecible de acción porque igual coloca un anuncio espectacular en el centro de Acayucan o pinta una barda en Oluta.
Es impredecible porque un día tuvo que desatender su promoción deportiva para convertirse en presidente municipal.