La señora H. R. P., de 56 años de edad, trabajadora del departamento de Limpia Pública en Coatzacoalcos, falleció el pasado miércoles pasado en condiciones extrañas con síntomas relacionados con Covid-19. Sin embargo, el Seguro Social en el acta de defunción determinó que su muerte fue por “insuficiencia respiratoria aguda”, es decir, neumonía.
Pese a que se descartó que muriera a causa de Covid-19 tras el fallecimiento de la trabajadora municipal, sus restos o fueron entregados a sus familiares, toda vez que en la funeraria los trabajadores sostenían que había muerto por complicaciones de Covid-19.
Hasta este día, se reportan más de 1200 muertos en el país y para muchos existen las sospechas de que han muerto más personas a causa de Covid-19, solo que en varias partes del país denuncian que las personas han muerto a causa de neumonía atípica.
El gobierno municipal tomó la decisión de ordenar la cremación de la señora H. R. P. y fue hasta el jueves que el secretario del ayuntamiento, Miguel Pintos Guillén hizo entrega de las cenizas de la empleada a la familia de ésta.
En el municipio o bien, el área en que laboró, Limpia Pública, no hicieron caso a los síntomas que presentó la fallecida.
Los familiares de la señora fallecida, sostienen que pese a que ella presentó síntomas de Covid-19, continuó trabajando de manera normal, a pesar que padecía diabetes e hipertensión arterial.
Hace una semana, comenzó a sentirse mal, según declararon familiares, por lo que solicitó permiso para ausentarse y lo hizo ante el responsable de la cuadrilla de Limpia Pública, Cecil Moreno Coutiño, para atenderse en el Seguro Social de Coatzacoalcos, ya que tenía temor de haber contraído Covid-19.
Sin embargo, su jefe inmediato le impidió que acudiera al Seguro Social y la envió a la clínica del SUEM: “Que te den algo para la gripa, un jarabe para la tos y ponte a chambear”, le habría ordenado el sujeto, esto mediante testimonios de familiares de la señora.
La salud de la dama empeoró el domingo, sin embargo, se presentó a laborar el lunes con su cuadrilla y trabajó, como de costumbre.
La afección respiratoria aumentó el martes, al grado que sus familiares la llevaron de urgencia al Hospital Regional de zona 36 del Seguro Social en donde quedó internada de inmediato. Al día siguiente, fueron enterados de su fallecimiento. Allí comenzó el calvario de la familia pues los restos de la empleada municipal no les fueron entregados para las exequias.
La funeraria donde fueron enviados sus restos no les fueron entregados para darle cristiana sepultura, pues argumentaron que ella falleció por complicaciones de Covid-19, a pesar que el certificado de defunción especificaba que murió de insuficiencia respiratoria aguda.
Allí, intervino Miguel Pintos Guillén, secretario del ayuntamiento de Coatzacoalcos, quien se llevó el acta de defunción y ordenó que en lugar del cuerpo, se le entregaran a la familia sus cenizas.
Existe el temor de que los familiares y compañeros de trabajo puedan estar infectados de Covid-19, toda vez que tuvieron contacto con la fallecida. Ninguna autoridad dependiente de la administración que dirige Víctor Carranza ha ordenado que se les apliquen pruebas.