Los casos de personas que quedan paralizadas de pies a cabeza por un trastorno neurodegenerativo, se volvieron frecuentes entre los pobladores de Tlaltetela, un pueblo del estado de Veracruz, en el que estos síntomas han sido asociados a la ataxia espinocerebelosa tipo 7.
Hasta el momento esta patología, que no tiene una cura, se ha presentado en al menos 80 personas del estado: hay otras 300 personas que están esperando un diagnóstico sobre la misma.
De acuerdo con el director y fundador de Ataxia Tlatetela, Cory Hanna, quien también padece esta enfermedad, dijo a EFE “de esas 300, el 50 % es casi seguro que saldrán positivas por los síntomas que presentan”.
De un día para otro todo el cuerpo deja de funcionar, los síntomas que presentan son: dejan de hablar, ver, mover manos y pies. Mientras el cerebro trabaja de forma normal. Esto porque se degeneran las células que componen el cerebelo afectando distintas funciones, pero no el cerebro.
Aldegundo Vela López, el alcalde del estado, dijo a Sipse.com que “esa enfermedad es muy rara, incluso el DIF Estatal ya tiene conocimiento de ello, no tiene cura, pero está afectando a otros municipios, como Cosautlán y Coatepec”.
Anteriormente la ataxia era una enfermedad que solía afectar a 1 de cada 100,000 personas, sin embargo, en esta comunidad con solo 15,000 habitantes, los casos sobrepasan por mucho las cifras normales.
“En Tlaltetela apenas si somos 15 mil habitantes y tenemos más de 40 casos en el municipio, entonces ahí hay una situación muy grave, es algo a nivel regional pero es algo grave”, dijo Vela López.
Las personas que comienzan a presentar síntomas de esta enfermedad dejan de salir de sus casas porque la parálisis de sus cuerpos está aunado a su forma de caminar, de hablar y llaman la atención cuando padecen ataxia.
El médico genetista César Cerecedo Zapata, dijo a EFE que, si una pareja que tiene el gen de esta condición tiene hijos, estos tendrán un 50% de probabilidad de heredar dicha enfermedad.
Estudios que fueron promovidos por Ataxia Tlatelela revelaron que en los árboles genealógicos de los habitantes se pudo rastrear el gen al menos en ocho generaciones anteriores, lo que habla de un desarrollo de esta condición médica, que en estos días afecta a niños de cinco años y a adultos de 45 años.
La asociación se fundó con aportaciones privadas que son utilizada para dar despensas, actividades y talleres a las familias con el gen o que tienen un integrante que ya presenta síntomas de este, para poder mejorar las condiciones de vida de quienes se encuentran atravesando por esta situación.